UN FANTASMA GLOBAL, UNA AMENAZA
El dislocador es el resultado de varios y varios siglos de evolución. Hijo del desarrollo tecnológico, el dislocador aparece y desaparece, no se sabe quién es y por eso disloca. No está pero existe, no se nota pero cambia el rumbo de las existencias, el dislocador no habla pero se erige delante de las personas, los animales y las cosas.
Científicamente no se sabe si es roca o ser vivo, mueble o inmueble, quizás no es nada y tan solo se mimetiza con el lugar donde se camufla. Se sabe que tiene alma pero repartida en todas las cosas, lo que sí se conoce, es, que dicha alma es líquida, para poder colarse por los poros.
El ataque del dislocador no es violento ni se nota, pero se sabe cuando le ha atacado a uno, porque se oye su respiración (tiene un complejo y ruidoso sistema respiratorio). Este ataque se nota también porque la composición psicológica del atacado cambia, modificando por lo tanto ligeramente su estructura molecular.
Para finalizar decir que el cerebro del dislocador es 100% matemático, lo que equivale a decir que es tan capaz como un cerebro intuitivo 100%.

Saturno (Serie Mara) 1995. Óleo sobre lienzo (1,46 x 1,90) cm. © Yolanda Martínez
Plantarás más hierba para tu horizonte
en mala tierra,
y vendrá el dislocador
con cruzada de tubos
e hijos.
Te salvarás moviéndote
a la casilla siguiente,
y si no, te apagarás las mente,
que es como mueren,
las buenas bombillas siempre.
Las personas atacadas por el dislocador,
se dividen en A y B
algunos poemas están dedicados a las primeras,
y otros a las segundas,
el resto de poemas son neutros.
En el cerebro,
el dislocador
cose el poema
al dislocado.
Tu tomarás
la misma dirección
que tu célula pensadora.
Te pondrá
un pensamiento en el centro del cuarto,
incluso un pensamiento con árboles respiradores,
y sin darte cuenta,
el dislocador ya estará dentro.
Cuanto mayor presencia,
menor existencia.
Ideas asomadas
viendo como sube
el dislocador.
Con barbas a tus cantos
va una romería.
Peligro.
Si el pueblo no parece tranquilo,
si el pueblo no parece de piedra,
el dislocador atacará el pueblo.
Apoyado en una tapia,
no te estás moviendo.
Oyes el ruido de piedras que caen
con sus dientes fuera,
pero no dices nada.
Sin embargo notas corrientes en tu mente
que te dicen
que algo funciona,
incluso sientes que se han reproducido,
ciertos organismos vivos dentro,
nervios futuros.
Si El pueblo parece tranquilo,
si el pueblo parece de piedra,
el dislocador pasará de largo.
Ya no queda ni silencio
ni ruido.
Puentes entre vacas de miel.
cabeza y rabo.
Después del dislocador,
para tu cabeza,
con una sola
puerta basta.
Bostezas y te tragas
al toro de las brumas.
Niebla en la cueva de la boca
Murciélagos.
Si a la idea loca,
se le extrae el oxígeno,
al final, de la cabeza,
sólo queda la madera.
Después del dislocador,
aparece esta inscripción en una frente
“Un cuarto vacío no tiene que ordenarse”.
Una neurona y otra,
se esconden tras la última puerta posible
pero el poema decide
que la puerta está abierta.
Después de pasar
el dislocador,
chichones con laderas quedan.
Todo dislocado
tuvo la cabeza llena de poblados.
En el último rincón
del cerebro
anochecido,
las neuronas
han cerrado las ventanas
sólo corre
un viento leve por los pasillos,
el viento que deja
al pasar el dislocador.
Cuando te ha atacado
el dislocador,
conservas la sombra.
Lo que desaparece,
es,
todo lo sólido de alrededor,
es decir,
no hay apoyo para la sombra.
De ahí que esta se haga
una asidua consumidora
de tus huesos.
Consumismo de la sombra.
En la mente del dislocador,
unos agujeros hechos
para que respire,
su animal particular.
Una víctima del dislocador,
está pelando una naranja.
Pasan dos días
y sigue pelando la naranja
pasa el tiempo y la acción
con la fruta continúa,
hasta que alguien viene
y le dice: Llevas 16 días pelando
la misma naranja.
La víctima se levanta,
va al frutero,
coge otra naranja,
e inicia otra peladura.
Reposa el dislocador
en el centro de una sala.
Dos tubos entran por su nariz,
por el primero sube amargor, ácido, cerezo
En el segundo no pasa nada
porque el dislocador sólo toma y nada suelta.
El segundo tubo
es una válvula de silencio.
Un 89% de los personajes atacados por el dislocador
esperan la muerte.
El porcentaje no atacado o que ha resistido,
va hacia ella.
Anotar la diferencia entre ambos porcentajes.
Cuando te entra miedo,
te entra el dislocador,
si no se te ha quitado,
el dislocador te ha matado. Así, el recuerdo extendido
como campo de cerezos dislocados.
El dislocador; hace un alto consumo
de energía.
Sabes que está prohibido
peinar a tus fantasmas,
pero afectado por el dislocador,
no tienes más remedio
que asear lo visible, y lo invisible.
El dislocado no tiene fuerza,
porque comprende todo.
Sólo el dislocador elige,
lo que hay que dislocar.
Dentro de la cabeza
otra cabeza,
en el cerebro pues,
un portero imbatible.
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Nota: Las obras aquí expuestas pertenecen a la artista Yolanda Martínez. Ver.
Jo Matías, con este post me he cargao la ruedecilla del ratón. ¿Será el dislocador este?. Te ha quedado muy chulo.
Saludos
Veo que con la edad… ¡ sigues igual…! Me gusta.
Contigo no se sabe nunca si el loco es el artista o, al contrario, el que se hace pasar por persona normal…
Un abrazo.
Dislocador dislocado, carajo, dónde estás ,te haces el bueno , te haces el santo pero sos un diablillo, que se traga todo los palillos, verdes, azules rojos y amarillos y desapareces por el agujero negro y vuelve por el de la luz. Dime dónde estás